lunes, 2 de agosto de 2010

Ojos que no ven.

A menudo me siento imbécil, ¿Por qué? Mis propios ojos suelen traicionarme. Hay veces en las que quiero ocultar algo pero quien conoce el lenguaje de mi brillo ocular se da cuenta enseguida de que algo puede ir meramente mal.
Otras veces saben fingir bien, pero soy incapaz de mentir, soy incapaz de... contar lo que no es cierto... cuando me encuentro frente a las personas que aprecio. Tengo un defecto, un único defecto, mi indecisión. Por culpa de ella no puedo ni dar un paso hacia delante, lo que provoca pequeños e incomprensibles discusiones...
Gente que lo pasa mal por mi culpa o se echa a llorar, nunca me lo perdonaré. Porque no me gusta que lloren por mi culpa ni tampoco que se gasten su dinero en mí. No me gusta que me compren, no me gusta que me regalen nada material. Hombre... a todos nos hace gracia de vez en cuando recibir algo... aún así... De la gente que quiero NO, porque no me da la real gana que se rasquen los bolsillos cuando el regalo más valioso que una mujer podría recibir es el calor del cariño de quienes confían en ella. ¿Tú? ¿Confías en mí? Te entregaría todo, como tonta e imbécil que soy, y te protegería siempre que pudiese. Todo lo que estuviese en mi mano acabaría en las tuyas... Porque protejo a los míos y porque me importa su estado, que estén bien y que puedan compartir conmigo sus sonrisas.

No más palabras, sobran. Ahora quiero actos.

3 comentarios:

  1. Toma acto: Pedazo texto! (Ahora viene un abrazo)

    Un beso, Pepo!

    ResponderEliminar
  2. Amar siempre será dar todo de si, todo sin importar nada. Me encanta la sinceridad de tus palabras.
    Un gran abrazo desde Lima.

    ResponderEliminar